Los [presos políticos] son separados de sus familias, trabajo y rutina para ser condenados a sufrir horas, días, meses y años de injusto encierro en recintos penitenciarios que -en la mayoría de los casos- no han sido diseñados para este fin.
En muchos de estos establecimientos se presentan condiciones de espacio, ubicación, horarios y rutinas de visita que se traducen en violaciones graves a los DDHH.